Quisiera acabar hoy
mismo con la palidez de mi piel
con esa nieve
desempleada de ahí fuera,
reclamo una tormenta
solar antes que la hibernación
levantar antorchas
antes que refugios, sus refugios.
De nuevo tengo el
pelo casi tan largo como las representaciones de Jesucristo
y estoy cansado de
leer poesía sobre los pájaros que habitan los estómagos
cuando ahí fuera
los buitres nos esperan
pero las editoriales
son actores con su propia agenda espectáculo,
quizás por esto mi
pelo sea más canoso que el de las representaciones de Jesucristo;
siento no tener
referentes femeninos
sobre todo lo que
sea que sea eso que tiene la Duras con el amor
quizás hoy en día
sea una obligación pedir disculpas
pero la lista sería
tan larga que entre delitos morales y judiciales no acabaría esta
cosa
en la que miento y
me veo intrincado
porque McCullers sí
que significa algo para mí
más que Hemingway o
Faulkner
-ya que me obligan a
justificarme-
sólo que hoy no
dormí lo suficiente
y estoy cansado del
invierno
y de verme pálido,
desempleado
cuando podría haber
sido un funcionario bronceado
de los que se
permiten el lujo de las lecciones,
pero queda el
consuelo de que aún no tengo la edad de Pavese
y que las tijeras
siempre están en el cajón
que el mar aunque
crezca de nivel no se moverá de sitio
para recibirnos en
el largo verano que viene por delante
a los pobres que se
encontraron con las puertas del silo abiertas
porque dentro ya no
quedaba nada
la nada que no
quisisteis defender preocupados en vuestros asuntos que os daban de
comer
gorriones comiendo
del mismo estómago burgués al que no os atrevíais golpear
satisfechos con sus
migajas y sus versos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario