martes, 19 de mayo de 2015

La Cabaña


En la cabaña del miedo encerrado sin ventanas de luz natural. Detrás de una puerta por la que no entré ni he salido nunca. A oscuras. Sólo. A veces marcado por ráfagas de una luz artificial que no distingo de dónde procede. Si existe un afuera. Un afuera que no sea de árboles y cemento. Que no sea vuestro ni de vuestros residuos. Ruidos de lamento y placer proyectados contra las paredes del miedo. Ensanchándolas e inyectándolas. Vigas de un orden moral golpeándolas. Arrastrando la cabaña hacia un agujero ficticio en un centro terrenal. Lleno de excrementos y de mentiras. De excavadoras con dientes de sangre. Que cortan el aire de tu cabaña. De tu oscuridad alimentada a través del suero de la vida. El miedo.  





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