Gente que se mira, que un día fue y
hoy no es. Algo. Nada. Que no se miran. Ahora. Que se vacían y se
llenan, a solas, a diario. El uno sin el otro. Algún mensaje. Alguna
pieza de algo adornada con restos de sentimientos. Fingida
educación. Emails fantasmas. Móviles martillos. Rostros perdidos.
Calles separadas y desconocidas. Sin roces de brazos. Ni miradas
cómplices. Sólo extrañeza. Como rostros que se cruzan en una
siesta. En un círculo con esquinas. Rasgadas entrañas que no se
saludan. La rabia deja de ser suplemento alimenticio. El aire es
suficiente. El vacío lo es todo. El vacío que es uno. El lleno.
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