1. Muertos físicamente que se niegan a
irse. Que están en tus sueños o pesadillas. Que dan peso a tus
lágrimas y a tu cuello con susurros espectrales. Que aprisionan tus
costillas y tu lenguaje. Que ocupan el lugar de tus pies. Muertos que
te invocan. Que te acompañan mal o bien.
2. Muertos de espíritu vivos de cuerpo. Que salen de tu cabeza
rozando un precipicio. Llenando y cerrando de
rabia tu glotis. Con un pequeño martillo forrado de algo suave. Asomándose levemente para desaparecer picando tu pecho una y otra vez. Muertos que
no quieren irse. Sino que los eches.
Francesca Woodman
Es básico para no convertirse en uno de ellos saber espantar a los segundos como las abuelas a los gatos tiñosos: sape gato, saaaaaapeeee!
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