I
Anoche soñé con mi propia muerte. Un
plano en picado. Yo de unos setenta y pico años, casi igual de
blanco que ahora pero con algunos lunares más. Una frente calva. Una
melena blanca por los hombros y una barba larga en la barbilla casi
hasta la nuez. Blanca. Un taparrabos estilo cristiano. Modelo
Jesucristo. Aunque no me llevaban en cruz. No sé quién me llevaba.
Sólo veo sus cabezas. No reconozco a nadie. Sólo me reconozco a mi
aunque nunca me haya visto así. Sólo reconozco mi muerte. La puerta
de umbral en oscuridad por la que me van a introducir. No hay ningún
otro tipo de plano. Plano secuencia en picado. Desde una grúa bien
alta. No hay angular. La acción no sufre ningún corte. Es algo
silencioso. Rápido.
II
Y al día siguiente soñé con Camboya.
Con una ciudad en llamas. Con sus gentes en llamas. Con una selva en
llamas. Con sus templos en llamas. Con mi pelo lacio y el tuyo rizoso
quemándose. Y nuestros cuerpos rotos quemándose. Había un vértigo
en todo ello. Todo era luz día. Todo era en movimiento. Muy cerca y
muy corto. Desenfocado. Y todo era fuego negro. Que termina al corte
cuando despierto. Quemándome.
Excelente blog, iré leyendo viejas entradas para conocerte mejor. Sin dudas, me suscribo :D. Que tengas excelente día!!
ResponderEliminarY al día siguiente soñé con Camboya...
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