La enfermedad de la
conciencia nos gobierna. Nos ha hecho esclavos de un mundo imaginario
lleno de falsas respuestas enarboladas por nosotros mismos. A veces,
incluso, reconocidas como el enunciado de un ser superior e
invisible. Esclavos asaltando el mundo natural del que provenimos. El
que no contempló esta enfermedad que lo ataca, a él, directamente;
obligándolo a una supervivencia eterna a punto de agotarse tal y
cómo la conocemos. Donde nosotros mismos abrazaremos nuestra propia
extinción bajo el nuevo nacimiento de la naturaleza. Infinita y
mutable bajo las leyes del cosmos. A pesar del error humano. O quizás
sólo una variante más contemplada dentro del orden y el caos. De la
vida y la muerte. La especie de la conciencia devoradora. De
animales, de mujeres, de hombres, de bosques, de mares, de cielos, de
vivos, de muertos. La especie humana. La especie de la enfermedad de
la conciencia. Acabando consigo misma. Acabando con todo. La
enfermedad acabando con la enfermedad. Fuera conciencia. El
principio y el fin.
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