Cuántos
años de tristeza se acumulan en este silo. Cuántos años de
lágrimas. Cuántos años de silencio. Fuera y dentro todo es
distinto. Todo son imágenes y caras y ruido. No oigo nada. No me
oigo a mi mismo. No os oigo a vosotros. La violencia tiene dueño. La
violencia tiene víctimas. Y nunca son las deseadas. Todo esta
cubierto de un aroma accidental, divino, irremediable. Atrapados en
la providencia del Capital. Imaginando el olor de las flores que
sobreviven entre las llamas. Pero sordos, inmóviles. Asfixiados. Sin
la posibilidad de nacer. Años y años en este silo. Cuántos.
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