Duerme
con tu ojo interno y tus órganos abiertos. No dejes de tenerlos en
la mira. Sombras creadoras de una ceguera disfrazada de luz. Romeos y
Julietas. Perfumes y besos de cuerpos rotos. De mentes en fase
terminal infectadas por el gran virus. Míralos y lee sus labios. Sus
gargantas rocosas. Tenlos en la mira. No aceptes nada. Juega si hace
falta en aquellos días señalados. En otros, huye. Del olor de sus
estómagos. De las puertas del horno oculto. Paséate frente a ellos.
Fíjate en los gatos. No dejes de tenerlos en la mira. Son
peligrosos. Son inyecciones de aire. Descifra el código y evítalo.
Y si te abandonan, habrás ganado.
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